Love and peace

lunes, 5 de septiembre de 2011

Mi amor incondicional.

¿ Puede alguien llorar de felicidad sin realmente sentir algo de tristeza por dentro? Hoy me ha pasado he llerado mientras reía, pero mientras lo hacía pensaba en mi pequeño. Me dejo hace apenas dos meses. Aún recuerdo cuando llegue a mi casa y encontré a mi madre llorando, pregunté por él, estaba en el médico. Aún estando en compañía de una amiga, olvidé la vergüenza y rompí a llorar. Solo quería verlo por última vez, sentir su hocico húmedo en mi cara, su último lenguetazo, su última respiración, me lo debía y se lo debía a él por esos maravillosos catorce años. Antes de salir de casa me acordé de todo lo que habíamos vivido juntos, incluso de aquel mordisco que me había dado en el ojo izquierdo y el cual me había dejado una cicatriz, cuanto agradezco poder tener esta cicatriz. Llegué a la consulta, no era horario de visita pero necesitaba entrar, tenía que despedirme de él. Nada más abrir la jaula no quise acercarme, solo podía llorar, aquel no era mi perro, aquel no era mi hermano, era un perro viejo que casi no podía mantenerse en pie y que además estaba lleno de agujas. Intente mirar más allá y lo encontré, ahí estaba mi pequeño, mi niño, el niño de mis ojos. Lo abracé y apoyó su cabeza en mi hombro, se mantuvo quieto, mientras soltaba pequeños sollozos, nunca había estado tan quieto, siempre había sido un perro activo, pero esta vez sabía que debería permanecer así. No podía dejarlo, no quería, pero tuve que salir de allí, se me partió el corazón, sería la última vez que lo vería antes de que se fuera, me parecía poco. De vuelta a casa mi madre intentó consolarme, solo me decía que se podía salvar, que todo dependía de como pasara la noche. Esa noche no pude dormir. Solo podía recordar como aquella pequeña cosita peluda de manchitas blancas y negras entraba por la puerta de mi antigua cocina aquel día de reyes. Me levanté de la cama, ya mucho antes de levantarme de la cama sabía que no sería un buen día. Mis padres aún no se habían levantado, así que me volví a meter en la cama esperando que se despertaran y que fueran al médico.
Mi hermano y yo permanecíamos en casa a la espera de buenas noticias. No los hubo. Una llamada de mis padres fue el detonante de aquel día, de todo lo que me dijeron solo me quedé con una cosa "no aguantará más de una semana en casa", era una forma de decirme que no lo volvería a ver. Volvieron a casa. Allí se quedo, mi pequeño, mi Budy y desde entonces todo fue mal, él se fue y me dejó un vació, todo empezó a caer y desde entonces nada mejora. Pequeño te echo de menos. Te quiero.


No quiero recordarte así, tú eras más que eso.

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